martes, 29 de octubre de 2013

Café amargo



No olvidéis endulzar el café... Podría gustaros amargo.

Café amargo.

Tomando un café antes de salir camino del trabajo, los ritmos y los sonidos entrechocan en la cabeza, ejerciendo de acicates para el recuerdo. El crepitar del café bullendo en la cafetera impregna de vapor la cocina y te humedece la piel y la memoria.

El gorgoteo del agua ennegrecido cayendo a borbotones sobre la taza recuerdas las lagunas de negrura que nadaste una noche de oscuridad y ocupación de propiedad privada en las madrugadas calurosas de verano. Choca la emoción de esas noches con la plácida monotonía que acompaña al desayuno matinal, somnoliento aún, a la espera de que la cafeína estimule tu vitalidad y aplaque el cansancio.

Al probar el café, el primer regusto amargo no te espanta como antes. Te extraña que la amargura espesa de la taza ya no sea tan difícil de tragar. Contrasta la dificultad para endulzar el brebaje, cuando en otros momentos el dulzor del azúcar y el de la vida se agradecían y paladeaban con facilidad. “Va a resultar que saboreo mejor las amarguras que las dulzuras”, piensas. El tintineo de la cucharilla te hace recordar los desayunos de la infancia, donde el chocolate y las galletas llenaban tus inicios de energía, y tu paladar de ánimo. Al volver al presente deduces que por mucho edulcorante que añadas, los recuerdos y el café saben mejor sin aditivos.

Lees el periódico con poco entusiasmo, dispuesto a no creerte mucho de lo que cuenta. ¡Qué fácil les resulta exagerar a los signos de exclamación! ¡Cómo les gusta ironizar a las “comillas”! ¡Cómo tergiversan los signos de puntuación! El recuerdo de los cuentos de verano se mezcla con esas letras, resonando en tu cerebro los tebeos, las novelas juveniles, las primeras aventuras en letras, que te envolvían y te llevaban a mundos irreales y deliciosos… Con tanta evocación, no encaja tu sonrisa ante las atrocidades que escupen los diarios, así que recompones el rostro, a tu pesar.

Fregando la taza del desayuno encuentras posos de café y restos de miga de galletas en el fondo del cuenco. También en el fondo, la memoria enlaza el momento con los grumos de recuerdos que se dispersan en tu mente, cuando en vez de camino del trabajo, te lanzabas a la vida infantil del colegio y el estudio con la ilusión de quien descubre algo nuevo, una nueva mañana radiante y esperanzadora. Eso sí que es difícil de conseguir ahora, y te preguntas si era el café o es tu ánimo el que está amargo.

jueves, 24 de octubre de 2013

Huelga contra la wertducación

Contra una educación de mwerte...

Huelga contra la wertducación

Otoño trae protestas
ante terquedades fwertes.
Valen màs cuatro duras testas
que millones de inocwertes.

Imagino a los futuros
alumnos sin mi swerte
prostituyendose por dos duros
y recibir educaciòn inwerte.

Porque ¿se puede llamar
educaciòn a pretendwerte
sumiso, dócil, a rezar,

a clases donde adoctrinar
que encaucen a la mwerte
de la libertad mental?

En solidaridad con todo aquel que lucha contra los recortes en educaciòn, y contra una ley edu cativa retrògrada, clasista e impuesta sin contar con la ciudadanía

lunes, 21 de octubre de 2013

Dos mejor que medio

Las noches de insomnio traen letras indigestas... Ahí van...


Dos mejor que medio

Parece que hagan por mi vida
más otros que yo mismo.
Para variar, me tienta abandonar
la tarea a mitad de camino.

El otoño agudiza la tristeza
y la calvicie de ilusiones.
El amor me repele
con la fe del converso
al que ya no se la dan con versos.

Hay refugios, al menos
de cariño y amistad
donde relucen llamas
de esperanza y consuelo.

De cueva en cueva,
rapiñando abrazos y desvelos,
sigo siendo nómada de afectos,
impulsor de rechazos,
crímenes perfectos
sin sábanas de repuesto
y amores descafeinados.

Duele no ser apuesto
caballero enamorado,
pirata ladrón de corazones
en cofres del tesoro.
Me conformaría
con no navegar a la deriva
surcando océanos solitarios.

Bastante, ya digo,
es que vivo por otros.
Debería agradecerlo,
y no obcecarme
en repicar campanas
de amor y deseo.

Aférrate al colchón
y a la realidad
para no flotar,
iluso sin remedio...
Pero a ver quién
se resiste a soñar,
a querer ser más
dos mejor que medio.

martes, 15 de octubre de 2013

Camas



 Siempre me cuesta acostumbrarme a las camas nuevas, como a las soledades... Quizá por eso los sueños son viejos...

Camas

Dicen
que la primera noche
en una cama
es fracaso asegurado.

Soy un nómada de ensueños.
Hay quien incluso envidia
mi salto de cama en cama,
sin pensar que cada una
está más vacía.

En la soledad de mi sueño
asumía que en una cama grande
me perdía y creía,
que sería mejor
disfrutarla en compañía.

Lo que no sabía es
que la mía sería
eternamente la primera noche
como el día de la marmota,
y lo que es aún más triste
no saber si es peor
que tu cama sea estrecha
o saber que nunca
necesitarás más espacio.

Pienso despacio
sueño en blanco y negro.
Dices que te miro
con buenos ojos
y más que te vería.
Te tocaría con buenas manos.
Te acariciaría con buenos dedos
por fuera y por dentro
hasta secarte el sudor
y tus deseos.
Te besaría con buenos labios
los tuyos,
incluso en la boca.

Imagino que eso es ser feliz
tener sueños en la cama
y saltar a tu cama
aunque sea en sueños.